¿Quién quiere jubilarse?

Nada es bueno ni malo de forma absoluta, pero tener más de 50 años es muy positivo, como mínimo, quiere decir que has llegado hasta aquí, y te deseo que lo hagas en buenas condiciones.

¿Se puede tener éxito con más de 50 años?

Quien puede negar que -lo son o lo fueron- importantes personajes por su labor: George RR Martin, José Saramago, Winston Churchill y Giuseppe Verdi. Todos ellos alcanzaron el éxito cuando ya eran quincuagenarios. Pero no hace falta ser una celebridad para envejecer activamente; Carmen Delgado[1], a sus 77 años se matriculó en Periodismo y hoy ya es licenciada. Montse Mechó, 81 años y paracaidista. Carmela Álvarez, profesora de gimnasia sensorial a los 91 años.

Se pueden hacer una gran labor con más de 50 años.

Una sociedad que se envejece.

Estamos caminando hacia el envejecimiento acelerado de la población que tendrá consecuencias sociales, laborales y económicas de gran magnitud. En el año 2020 las personas entre 14 y 24 años solo representarán el 11% de la población[2]. Inexorablemente, las empresas debemos prepararnos para gestionar plantillas con personas mayores. Esto supone un importante desafío para nuestro futuro próximo. No podemos, sino que aceptar esta situación y adaptarnos.

El envejecimiento de los países industrializados en las 5 próximas décadas generará también escasez de mano de obra joven y por tanto un aumento de su precio, por lo que ya no saldrá más barato contratar un joven que mantener a otro de mayor edad.

¿Nos hacemos mayores o nos juzgamos mayores? ¿Somos mayores o nos hacen sentir mayores?

No es tan importante cumplir años como sentirse joven, y llegar a esta edad en plenas facultades para seguir desarrollándonos personal y profesionalmente. El problema viene cuando se nos juzga mayores, cuando descartamos a valiosos profesionales por razones de edad. Hemos pasado de tener a nuestros veteranos como una referencia de conocimiento y experiencia, dejar en sus manos las decisiones más importantes, a vivir en una sociedad que exalta los valores de la juventud y deja a nuestros ancianos como seres invisibles.

La edad es una causa frecuente de discriminación laboral. 1 de cada 20 trabajadores afirma haber sufrido discriminación en el trabajo por causad de la edad[3]. La sociedad en la que vivimos, niega a nuestros mayores el valor de su conocimiento y experiencia; ha jugado en su contra, la evolución tecnológica. Tratamos a los mayores como a niños, considerándolos personas dependientes.

Pero, ¿quién quiere jubilarse cuando se disfruta con la labor que realiza? ¿quién quiere dejar de desarrollar una función que cree provechosa?

A las personas no nos preocupa tanto cumplir años como que se nos considere viejos e incapaces intelectualmente.

¿Somos menos productivos con la edad?

Los trabajadores mayores de 50 años no son menos productivos en general que los jóvenes. El absentismo laboral no está directamente relacionado con el envejecimiento de la plantilla. Los datos nos dicen que a medida que aumenta la edad, las bajas de corta duración disminuyen.

No ocultemos nuestra incapacidad como directivos para gestionar personas. Adaptemos las organizaciones para conservar la salud física y mental de nuestros empleados a medida que se hacen mayores, para que se sigan formando, para que desarrollen su labor en aquellos puestos que mejor se adapten a sus características, en un entorno saludable.

El alto rendimiento de los equipos no está relacionado con la edad de sus integrantes, sino más bien, con el método que se utiliza para coordinarlos y conseguir los mejores resultados en el tiempo óptimo. La combinación de experiencia, conocimientos son la mejor semilla.

Adaptarnos… como siempre.

Estudios, demuestran que cuando los empleados se sienten jóvenes tienden a cumplir mejor sus objetivos y la empresa alcanza mejor sus metas[4]. Por este motivo, como directivos, tenemos el deber de conseguir que nuestros empleados perciban que les tratamos como personas jóvenes y sanas, evitar políticas de exclusión por razones de edad, adaptar nuestros modelos de negocio, pues de esta manera, vamos a conseguir mejorar el rendimiento de las organizaciones.

Dado que la población se envejece y las plantillas también lo harán, nuestra estrategia empresarial debe prever la adaptación a este cambio haciendo de él una oportunidad. Es una cuestión de puro negocio y afectará a nuestra cuenta de explotación.

La industria 4.0 y el Smart City nos abocan a un futuro empresarial donde las tareas mecánicas y pesadas las realizan sistemas automatizados. El conocimiento de la tecnología se hace imprescindible pero también el trato hacia las personas, el ‘savoir faire’ toma cada vez más protagonismo. Lo más sustancial de los aspectos profesionales, no se aprenden en la universidad, nos los da la experiencia; tratando a las personas, comunicando, entendiendo el lenguaje no verbal. De esto saben más las personas de cabello plateado, aunque no todas.

La gestión continua del cambio en las organizaciones se convierte una vez más en una ventaja competitiva para aquellas compañías que la sepan adoptar.

Aprendamos por una vez de lo vivido. La gestión de los recursos humanos en este entorno empresarial vuelve a tener especial importancia; saber aprovechar lo mejor de cada una de las personas de nuestra organización, definir políticas de acompañamiento para jóvenes promesas, que les aporten la experiencia y compartan el conocimiento, puede ser básico para combinar tecnología y trato humano. Aplicar políticas de formación continua ayudará a que personas seniors adquieran o no pierdan la comunión con la tecnología.

Esta circunstancia no nos va a pillar desprevenidos. Adaptemos nuestra estrategia empresarial para ganar.

 

Josep Fenoy, 8 de diciembre de 2016

 

[1] Fuente: Once casos de éxito de envejecimiento activo, once ejemplos a seguir. abc.es, 2014.

[2] U.S. Census Bureau | International Programs | International Data Base Revised: September 27, 2016

[3] Active ageing: special Eurobarometer 378

[4] It matters how old you feel: Antecedents and performance consequences of average relative subjective age in organizations. Kunze , Raes, Bruch, 2015.