Es evidente que la actual situación que está afectando a todos los sectores, lo primero que ha producido en las empresas es:
Una reducción de sus ingresos
Una demora o ruptura de la ‘cadena de pagos‘ que conlleva el retraso en el pago de clientes
Ambas circunstancias han producido sin lugar a duda una tensión en la tesorería en todas las sociedades.
1. PREVENIR Y ADOPTAR MEDIDAS CORRECTIVAS
El acceso a las líneas de financiación ICO puede crear una sensación de ‘falsa liquidez’. Técnicamente hablamos de un mayor endeudamiento para la empresa y a medio plazo comportará una gran dificultad para atender los nuevos compromisos de financiación adquiridos que se suman a los que ya tenía la propia sociedad.
No obviemos que, ante posibles incumplimientos de pagos a las entidades financieras, estas podrían impedir sucesivas disposiciones o declarar el vencimiento anticipado.
Por tanto, las empresas se enfrentan a dos posibles escenarios:
Uno más optimista, en el que sociedades con liquidez, acuerden con las entidades financieras un periodo de moratoria para el cumplimiento de sus
obligaciones, hasta que se recupere su negocio, a modo de ventana de espera, en el entorno de los seis meses.
Uno más pesimista es aquel en que las empresas tengan que abordar una verdadera reestructuración de su deuda teniendo en cuenta el medio plazo, incluso contrayendo aún mayor endeudamiento.
Y, si estas medidas no son suficientes, surgiría la situación de insolvencia societaria.
«Los resultados de este ‘compliance empresarial’ deben servir de base para trazar un nuevo ‘plan de viabilidad’ de la compañía.»